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Por María Consuelo Jiménez Osorio, Líder Fundación Texmodas

En Colombia, según datos del DANE, (2023) la tasa de desempleo juvenil es una de las más altas del país, afectando de manera desproporcionada a jóvenes en entornos difíciles. Estos jóvenes no solo carecen de las oportunidades educativas o laborales que les permitirían mejorar sus perspectivas, sino que a menudo enfrentan un ambiente social que les desmotiva y perpetúa un ciclo de pobreza y exclusión.

 

Para cualquier persona la búsqueda de empleo puede ser un gran desafío, pero se acentúa para los jóvenes en situación de vulnerabilidad en Colombia, por factores como la falta de acceso a la educación de calidad, las barreras socioeconómicas y la falta de redes de apoyo, que limitan las oportunidades laborales. Sin embargo, adoptar una mentalidad de crecimiento puede marcar una diferencia significativa en esta búsqueda de oportunidades laborales.

 

¿Pero qué es la mentalidad de crecimiento? Es un concepto desarrollado por la psicóloga Carol Dweck, y hace referencia a la creencia que las habilidades y la inteligencia pueden desarrollarse a través del esfuerzo, la perseverancia y la dedicación. Mientras que una mentalidad fija, según Dweck, se caracteriza por la creencia de que sus capacidades son limitadas y no pueden cambiar.

  

En este sentido, cuando una persona adopta una mentalidad de crecimiento, cree firmemente en su capacidad para mejorar y adaptarse, incluso frente a los desafíos y fracasos. Esto puede transformar la manera en que estos jóvenes enfrentan el proceso de búsqueda de empleo, lo que fomenta una mayor resiliencia frente a las dificultades. Para los jóvenes en situación de vulnerabilidad, esta mentalidad les permite ver sus retos no como obstáculos insuperables, sino como oportunidades para aprender y crecer.

Por ejemplo, a Albert Einstein, durante su juventud, fue considerado un mal estudiante. Un maestro incluso dijo que «nunca llegaría a nada». Sin embargo, Einstein perseveró en su búsqueda de respuestas, y su persistencia lo llevó a desarrollar la teoría de la relatividad, que cambió la física moderna,  a Michael Jordan lo sacaron del equipo de baloncesto de su escuela, lo que lo dejó devastado; en lugar de rendirse, utilizó esa experiencia como motivación para mejorar y convertirse en uno de los mejores jugadores de la historia del baloncesto a J.K. Rowling, la autora de la serie Harry Potter fue rechazada por 12 editoriales antes de que su obra fuera finalmente publicada. Durante ese tiempo, enfrentó serias dificultades económicas, pero siguió creyendo en su historia y perseverando, hasta que logró convertirse en una de las autoras más exitosas del mundo. Thomas Edison enfrentó miles de fracasos mientras intentaba inventar la bombilla eléctrica, en lugar de ver estos fracasos como derrotas, él dijo: «No fracasé, solo descubrí 10,000 maneras en las que no funcionaba». Su mentalidad de crecimiento lo llevó a ser uno de los inventores más prolíficos de la historia.

Uno de los principales efectos positivos de la mentalidad de crecimiento es la capacidad para manejar el fracaso de manera constructiva. Para los jóvenes que enfrentan el rechazo en el mercado laboral, el temor al rechazo puede desmotivarlos rápidamente. Sin embargo, al adoptar una mentalidad de crecimiento, comienzan a ver el rechazo como una oportunidad para aprender y mejorar. Cada entrevista fallida se convierte en una lección que les permite ajustar su enfoque, mejorar sus habilidades de presentación y fortalecer su perfil para futuras oportunidades. 

 

En un mercado laboral competitivo como el de Colombia, las habilidades técnicas y socioemocionales son cada vez más valoradas. Eduardo Briceño, un experto en la aplicación de la mentalidad de crecimiento en contextos laborales, afirma que «el aprendizaje continuo es fundamental para adaptarse a los cambios». Por esto, desde el programa de empleo Talento Social de la Fundación Texmodas, dirigido a jóvenes en situación de vulnerabilidad, desarrollamos habilidades técnicas y fortalecemos las competencias blandas como la comunicación, el trabajo en equipo y la resolución de problemas, con un apoyo adecuado y una mentalidad orientada al crecimiento, para que los jóvenes estén preparados para afrontar desafíos con mayor resiliencia, aprender de los fracasos y alcanzar un mayor éxito en las áreas de la vida como la educación, el trabajo y las relaciones personales.

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