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Por Cristian Barrera Robayo, politólogo y profesional de Proyectos Sociales de la Fundación Texmodas

El pasado 9 de abril conmemoramos el Día Nacional de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado Colombiano, una fecha que nos invita a honrar la memoria de los 9.681.288 colombianos afectados por la violencia en sus diversas formas (Unidad para las Víctimas, 2024). Más que una simple conmemoración, este día representa una oportunidad para reflexionar sobre cómo sanamos una sociedad herida por un conflicto prolongado y cruel que ha dejado cicatrices profundas, especialmente en la población civil.

En este proceso de sanación y reparación, la Unidad de Víctimas ha desempeñado un papel crucial. Entre 2012 y 2021, esta institución destinó cerca de 6 billones de pesos para brindar atención humanitaria a alrededor de 139,535 víctimas (Unidad para las Víctimas, s.f.). Además, se otorgaron compensaciones administrativas y judiciales a 1,121,176 personas, sumando un valor superior a los 7.8 billones de pesos(Unidad para las Víctimas, s.f.). Durante ese mismo período, la Unidad para las Víctimas estuvo activamente involucrada en el proceso de retornos y reubicaciones de 279,533 hogares que fueron víctimas de desplazamiento(Unidad para las Víctimas, s.f.).

Aunque estas cifras nos llenan de esperanza, debemos reconocer que aún queda un largo camino por recorrer en el proceso de reparación de las víctimas del conflicto.  Actualmente, se está trabajando arduamente para que un 89% de las víctimas reciban una compensación económica y el 72% de las víctimas de desplazamiento forzado puedan retornar o ser reubicadas. Estos números nos recuerdan la importancia de continuar trabajando incansablemente para garantizar que todas las víctimas reciban la atención y reparación que merecen .

Es importante destacar que las dificultades para la reparación de las víctimas no solo provienen de los hechos que las convirtieron en víctimas, sino también de las condiciones sociales y económicas del país (Ibáñez Londoño, 2008). Según la Unidad para las Víctimas, «Por cada 100 víctimas de desplazamiento forzado, cerca de 44 no tenían suficientes ingresos para adquirir los alimentos que componen la canasta básica» (Unidad para las Víctimas, 2024b). Esto subraya la complejidad del proceso de postconflicto, especialmente para las víctimas, y la necesidad de abordar no solo las secuelas físicas y emocionales, sino también las condiciones socioeconómicas que perpetúan la vulnerabilidad de esta población.

El desarrollo económico y social de un país, especialmente aquellos que atraviesan procesos de posconflicto, depende en gran medida del restablecimiento del tejido social como medio para alcanzar objetivos comunes. Este restablecimiento no solo implica la reconstrucción de infraestructuras y la revitalización de la economía, sino también la reconstrucción de los lazos sociales y la confianza entre comunidades divididas por décadas de conflicto. Para lograr esto, es esencial promover un diálogo constante y constructivo entre los diversos actores sociales y económicos involucrados.

Este diálogo no solo busca identificar y abordar las causas subyacentes del conflicto, sino también generar consensos y colaboraciones que permitan construir un futuro más pacífico y próspero para todos los ciudadanos. Al trabajar de manera conjunta y coordinada, estos actores pueden contribuir significativamente a cambiar el contexto que dejaron atrás las décadas de violencia, sentando las bases para una sociedad más inclusiva, justa y reconciliada.»

En este contexto, la Fundación Texmodas le ha apostado al trabajo multisectorial en el que participan el sector público, académico y privado con un objetivo claro: la resignificación de los proyectos de vida mediante el fomento del emprendimiento y la empleabilidad. Especialmente para las víctimas del conflicto armado, quienes son de las poblaciones con mayor incidencia de la pobreza monetaria (Unidad para las Víctimas, 2024b). La Fundación reconoce la importancia de proporcionar herramientas y oportunidades que les permitan no solo reconstruir sus vidas, sino también salir del círculo de vulnerabilidad socioeconómica en el que se encuentran.

En este sentido, se han implementado programas integrales de capacitación y apoyo financiero, adaptados a las necesidades y capacidades de las víctimas, con el fin de empoderarlas y brindarles una nueva perspectiva de futuro. Estas iniciativas no solo contribuyen al desarrollo individual de las personas afectadas por el conflicto, sino que también promueven la inclusión social y la construcción de una sociedad en reconciliación.

Referencias 

Ibáñez Londoño, A. M. (2008). El desplazamiento forzoso en Colombia: ¿Un camino sin retorno a la pobreza? Bogotá: Universidad de Los Andes, Facultad de Economía, CEDE, Ediciones Uniandes.

Unidad para las Víctimas. (s.f.). Así ha avanzado la reparación integral de las víctimas del conflicto [Comunicado de prensa]. Recuperado el 18 de abril de 2024, de https://www.unidadvictimas.gov.co/especiales/9deAbril2021/comunicado.html

Unidad para las Víctimas. (2024a). Registro Único de Víctimas [Sitio web]. Recuperado de https://www.unidadvictimas.gov.co/es/registro-unico-de-victimas-ruv/

Unidad para las Víctimas. (Febrero de 2024b). Boletín #12. Datos para la Paz (p. 17).

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